Secretos entre bambalinas by Ana Álvarez

autor:Ana Álvarez [Álvarez, Ana]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-11-30T00:00:00+00:00

* * *

Silvia llegó a su apartamento y le escribió un mensaje a Mar por si le apetecía hacer una videollamada. El puente de Semana Santa sería en cuestión de dos semanas y aún no le había propuesto pasarlo juntas. Tal vez fuera tarde y su hija tuviera planes, pero no perdía nada por preguntarlo.

Mar la llamó enseguida, desde su habitación.

—Hola, mamá.

—Hola, cariño. ¿Te interrumpo?

—Estaba estudiando, pero un descanso me viene bien. De todas formas, es hora casi de preparar la cena. Papá empezará a rugir hambriento en cuestión de poco rato.

—¿Sigues cocinando tú? ¿Dónde está?

—Sentado en su sofá, viendo la tele, como siempre. Y sí, cocino yo, porque si no lo hago pide tortilla de patatas para que la traigan a casa, y la verdad, no me apetece comerla todas las noches. ¿Cómo estás tú, mami?

—Bien. Ocupada con el trabajo y la obra de teatro.

—Me alegro mucho de que no estés todo el día metida en casa, como hacías aquí. Que tengas vida propia.

—Ten por seguro que no lo estoy. Acabo de llegar.

—Así me gusta.

—¿Qué planes tienes para los días del puente de Semana Santa?

—Pocos. Salir con los amigos e intentar eludir las procesiones y estudiar.

—¿Te apetecería venir a pasar esos días conmigo?

—¿En Almería? ¿No vas a venir tú? —se extrañó.

—No. Una de las chicas de la obra ha tenido que dejarla y me he comprometido a interpretar su papel. Voy retrasada respecto al resto y debo quedarme.

—Papá está convencido de que vendrás —afirmó Mar con cautela.

—No le he dicho tal cosa, no sé por qué lo piensa. Ni siquiera hemos hablado del tema.

—Supongo que porque siempre acompañas a la abuela a ver las procesiones.

Era una de las ocupaciones que pensaba eliminar de su vida a la vuelta.

—Este año tendrá que ir sola o con tu tía. Porque tu padre ni loco se meterá en el centro, y menos a ver pasos.

—¿No quieres venir?

—Me apetece veros, pero no iré a Huelva. Me he comprometido con la obra y lo cumpliré. Podéis venir los dos, el apartamento es pequeño, pero nos las apañaremos. Yo solo ensayo algún rato, podemos ver la ciudad o salir de ella el resto del tiempo.

—No creo que papá quiera, ya sabes que no le gusta viajar.

«Ni siquiera para verme a mí. Porque piensa que soy yo quien debe adaptarse y sacrificarse para estar juntos», suspiró resignada. Pero no dolía; ya no dolía.

—Se lo comentaré, pero si dice que no… ¿vendrás tú?

—¿No te interrumpiré en tus ensayos?

—Para nada, ya te he dicho que no ensayo todo el tiempo. Me encantará verte, Mar. Os echo de menos. —«A unos más que a otros».

—En ese caso, cuenta conmigo.

—Puedes ir a Sevilla en autobús y coger el avión, así abreviarás el tiempo de viaje si tu padre no se anima y conduce hasta aquí.

—No cuentes demasiado con eso, mamá. Ya lo conoces.

—Sí, lo conozco. No pasa nada, nos vemos nosotras.

—Claro que sí. Pregúntale, y si no quiere voy buscando vuelo.

—Muy bien, cariño, voy a llamarle ahora mismo.

—Estupendo. Ya me dices.

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